Alvear.— "Somos cuatro gatos locos, no puede pasar lo que está pasando en nuestro pueblo". Estas fueron las palabras que usó el flamante presidente comunal de Alvear, Carlos Pighin, para referirse al enrarecido clima que precedió a su asunción.
Ayer, el edificio de la comuna, recién pintado por los partidarios del nuevo gobierno (terminaron de pintarlo a las cinco de la mañana) se rodeó de simpatizantes para recibir a las nuevas autoridades, en medio de un despliegue policial casi sin precedentes para esta pequeña localidad. Después de 20 años de liderazgo del justicialista Oscar Montagni, el gobierno local cambió de color político y pasó a manos del Frente Progresistas, Cívico y Social.
Para muchos fue una fiesta, pero para algunos se convirtió en una tribuna para protestar por el no pago de un subsidio que supuestamente les habían prometido. Aplausos, insultos y enojos se cruzaron en una jornada de calor donde hubo que esperar hasta casi el mediodía para ver al nuevo jefe comunal.
Allí estaba Alejandra Leguizamón, la mujer que protagonizó una serie de protestas en reclamo de subsidios, y cuyos insultos se convirtieron en una suerte de coro grotesco. Pero no pasó a mayores: un grupo de mujeres policía le hizo un cerco en la vereda y la mujer ni se acercó al edificio donde se estaba haciendo el recambio.
La espera terminó cerca de las 12, cuando desde la comuna se escuchó por los parlantes: "Ya tenemos nuevo presidente comunal", y la gente que se amontonaba bajo la sombra de los árboles de enfrente rompió en aplausos.
"Han pasado cosas muy extrañas, que nos dolieron mucho", dijo Pighin en su discurso. Ni hizo mención específica a ningún hecho, pero todos saben en el pueblo que hubo golpes, amenazas, piquetes, y una casa incendiada en un episodio confuso. "Queremos trabajar para reconstruir esta sociedad. Si alguien se ha visto afectado, tenemos las puertas abiertas", remató.
El jefe comunal saliente, Montagni, dejó el lugar acompañado por unos 20 partidarios, que emprendieron la retirada entre insultos.
Ayer, el edificio de la comuna, recién pintado por los partidarios del nuevo gobierno (terminaron de pintarlo a las cinco de la mañana) se rodeó de simpatizantes para recibir a las nuevas autoridades, en medio de un despliegue policial casi sin precedentes para esta pequeña localidad. Después de 20 años de liderazgo del justicialista Oscar Montagni, el gobierno local cambió de color político y pasó a manos del Frente Progresistas, Cívico y Social.
Para muchos fue una fiesta, pero para algunos se convirtió en una tribuna para protestar por el no pago de un subsidio que supuestamente les habían prometido. Aplausos, insultos y enojos se cruzaron en una jornada de calor donde hubo que esperar hasta casi el mediodía para ver al nuevo jefe comunal.
Allí estaba Alejandra Leguizamón, la mujer que protagonizó una serie de protestas en reclamo de subsidios, y cuyos insultos se convirtieron en una suerte de coro grotesco. Pero no pasó a mayores: un grupo de mujeres policía le hizo un cerco en la vereda y la mujer ni se acercó al edificio donde se estaba haciendo el recambio.
La espera terminó cerca de las 12, cuando desde la comuna se escuchó por los parlantes: "Ya tenemos nuevo presidente comunal", y la gente que se amontonaba bajo la sombra de los árboles de enfrente rompió en aplausos.
"Han pasado cosas muy extrañas, que nos dolieron mucho", dijo Pighin en su discurso. Ni hizo mención específica a ningún hecho, pero todos saben en el pueblo que hubo golpes, amenazas, piquetes, y una casa incendiada en un episodio confuso. "Queremos trabajar para reconstruir esta sociedad. Si alguien se ha visto afectado, tenemos las puertas abiertas", remató.
El jefe comunal saliente, Montagni, dejó el lugar acompañado por unos 20 partidarios, que emprendieron la retirada entre insultos.
Fuente Diario La Capital 11-12-09
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